Habrá signos en el sol y en la
luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes enloquecidas por el
estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo
(Lc 21, 23).
Jesús,
cuando llegue el fin del mundo será un espectáculo impresionante. Sobre todo
eso de las gentes enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. No
sé si lo veré en vivo y en directo, o ya desde el Cielo, pero no me lo pienso
perder. En el fondo me da un poco lo mismo, pues cuando se está contigo aquí en
la tierra lo del fin del mundo no deja de ser un mero trámite. Cuando
empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra
liberación (Lc 21, 28). Cuando llegue, levantaré la cabeza para
recibirte glorioso, con la mejor de mis sonrisas: Jesús, ¡Cuánto te echamos
de menos! ¡Bienvenido de nuevo, Jesús!
Sin agobios, piensa si estás bien preparado
para la 2ª venida de Jesús.
Una gran señal apareció en el
cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una
corona de doce estrellas (Ap 12, 1).
Jesús,
antes de ayer fue una fiesta de tu Madre la Virgen: Nª Sra de la Medalla
Milagrosa. En tu segunda venida sabemos que no vendrás solo, te traerás
a tu Madre, bien rodeada también de efectos especiales: sol, luna, estrellas…
¿También con rugir de olas? Mola.
Oh María sin pecado concebida, ruega por
nosotros que acudimos a ti.
Propósito:
estar preparado para la 2ª venida.