Alzando Jesús los ojos, vio unos
ricos que echaban donativos en el cepillo del Templo; vio también una viuda
pobre que echaba dos monedas pequeñas (Lc 21, 1-2).
Jesús, este
pasaje del Evangelio es la segunda vez que sale en este mes. Me estás llamando
a ser generoso pero de verdad. Si me ayudas estoy dispuesto a darte:
Atrévete a llenar el espacio en blanco.
¿No has
visto las lumbres de la mirada de Jesús cuando la pobre viuda deja en el Templo
su pequeña limosna? -Dale tú lo que puedas dar: no está el mérito en lo poco ni
en lo mucho, sino en la voluntad con que lo des (Camino 829). Mi
generosidad, mi entrega, Jesús, es lo que te hace descansar, lo que te
consuela. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a ser generoso con mi tiempo, con mi
dinero, con mi vida? ...
Atrévete a llenar el espacio en blanco
Propósito:
ser algo más generoso.