Vuestros
padres comieron en el desierto el maná y murieron (Jn 6,50).
Jesús, de
lo que hicieran mis papás yo no respondo, pero a mí lo que me gusta de verdad,
lo que consumo con avidez es el otro Maná, el grupo de rock
mejicano: Desde que te perdí / la luz se ha puesto muy mojada / mirada
triste está nublada / Y en mis ojos no ha parado de llover. Te parecerá
una tontería, pero me recuerda lo mal que se está sin Ti, cuando te pierdo por
el pecado. Solo y ya sin ti / Me tienes como un perro herido / Me tienes
como un ave sin su nido / Estoy solo como arena sin su mar.
Pregúntate: ¿En alguna ocasión pierdo a Jesús?
¿Me duele perderle?
Éste es el
pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre (Jn
6,51).
Jesús, como
en la canción te pregunto: Dime que faltó, dime que sobró, dime que pasó
/ Pero dime algo, pues me estoy muriendo. Y en la oración me respondes
que me faltó valentía, me sobró egoísmo, y por eso, pasó… lo que pasó. ¡Qué mal
se está sin Ti! ¡No se puede vivir sin Dios! Y vienen las lágrimas del
arrepentimiento: Sigue lloviendo, le sigue lloviendo al corazón / Y en
mis ojos no ha parado de llover. Bien purificado por la Penitencia me
acercaré el Pan de Cielo, a la Eucaristía.
Jesús, tú en la Eucaristía, eres el mejor Maná.
Propósito: comulgar más a menudo.