viernes, 1 de abril de 2016

Viernes de Pascua. El amor no es ciego, dilata las pupilas

Les dijo Jesús: Muchachos, ¿tenéis algo de comer? Le con­testaron: No. (…) Cuando descendieron a tierra vieron unas brasas preparadas, un pez puesto encima y pan. (…) Jesús les dijo: Venid y comed (Jn 21, 5.9).
Jesús, lo tuyo sí que es espíritu de servicio. Sabías que a Pedro y a Juan les volvían locos las barbacoas de pescado. Conocías sus gustos, sus platos preferidos y quisiste darles una sorpresa. Jesús, que yo también tenga ojos y corazón de madre para con los demás, que sepa adelan­tarme en los detalles de servicio.
¿Conozco los gustos de los demás?
Aquel discípulo a quien amaba Jesús dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Jesús, Juan tenía una vista de lince. La barca estaba bastante lejos, pero bien que te reconoció. Dicen que el amor es ciego, pero resulta que es al contrario: El amor dilata las pupilas. Juan te reconoce desde muy lejos, a mi en cambio me cuesta reconocer que eres Tú el que me pide que sea misericordioso en este año en cosas concretas.
Pídele a Jesús que te diga en qué cosas concretas quiere que le reconozcas.

Propósito: Cosas concretas de amor.