Pues el
pan de Dios es el que ha bajado del Cielo y da la vida al mundo. Ellos le
dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les respondió: Yo soy el pan
de vida (Jn 6, 33-34).
María,
Tú eres la mejor panadera del
mundo. Muchos días mi mamá me pide que la acompañe a la panadería y me quedo empanado
sin saber qué pan elegir. Hoy lo tengo
claro: El mejor pan es tu Hijo en la Eucaristía. Pan hecho con trigo de
primera: Si el grano de trigo no muere al caer en
tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto (Jn 12, 24). Madre mía, la Eucaristía es fruto del Amor de tu Hijo en la
Cruz; es fruto de tu vientre. Como los discípulos yo también pediré: Señor,
danos siempre de este pan.
La mejor Panadería la encuentro en la Misa.
¿Por qué no voy más veces?
Jesús les
respondió: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre y el que
cree en mí no tendrá nunca sed (Jn 6, 35).
Madre
mía, lo mío es una adolescencia permanente: Nada me satisface, todo me cansa,
todo me aburre. Me prometen paraísos artificiales: lo pruebo todo, lo
experimento todo y luego…me encuentro en infiernos terrenales. Mi
corazón está inquieto, hecho para Dios y solo se satisface con Dios, con el Pan
de Vida.
Piensa en el Sagrario más olvidado del mundo y
dile con el corazón que le quieres.
Propósito: querer a Jesús, de verdad.