jueves, 21 de abril de 2016

No hay iglesia mejor iluminada que la que arde

Yo sé a quiénes elegí; (…) para que se cumpla la Escritura: El que come mi pan levantó contra mí su calcañar. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda (Jn 13, 18-19).
Todos los días desayuno pan y cereal. Y disfruto de una familia maravi­llosa, y de un colegio estupendo (bueno…, a veces no tan estupendo). Tengo salud, dientes acorazados con braquets, papá, mamá y perrito que me ladre… ¡Tengo de todo! Y tonto de mí, pienso que me lo merez­co, que es lo normal. No solo eso sino que además no me importa si por egoísmo te hago daño. Jesús, me has elegido, me has dado lo mejor y yo ¿Cómo correspondo? Qué conmigo no se cumplan también las Escrituras: El que come mi pan levantó contra mí su calcañar.
Agradece a Jesús lo que tienes.
En verdad, en verdad os digo: quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.” (Jn 13, 20).
Jesús, mis amigos sólo pasan enviando whatsapps ¡Me tienen cansa­do! Pero en el fondo me gusta. ¡Qué suerte que alguien se acuerde de mí! Jesús a ti también te encanta mandarme mensajitos. No son Whatsapps, son mensajes con mensajero, con enviado especial: Quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe. Son mis papás, mis amigos, el sacerdote… ¿Les recibo? ¿Les escucho?
Agradece a Jesús que te envíe tantos “mensajes”.

Propósito: oir.