Yo sé a
quiénes elegí; (…) para que se cumpla la Escritura: El que come mi pan levantó
contra mí su calcañar. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda (Jn 13,
18-19).
Todos los
días desayuno pan y cereal. Y disfruto de una familia maravillosa, y de un
colegio estupendo (bueno…, a veces no tan estupendo). Tengo salud, dientes
acorazados con braquets, papá, mamá y perrito que me ladre… ¡Tengo de
todo! Y tonto de mí, pienso que me lo merezco, que es lo normal. No solo eso
sino que además no me importa si por egoísmo te hago daño. Jesús, me has
elegido, me has dado lo mejor y yo ¿Cómo correspondo? Qué conmigo no se cumplan
también las Escrituras: El que come mi pan levantó contra mí su calcañar.
Agradece a Jesús lo que tienes.
En verdad,
en verdad os digo: quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe; y quien a mí
me recibe, recibe al que me ha enviado.” (Jn 13, 20).
Jesús, mis
amigos sólo pasan enviando whatsapps ¡Me tienen cansado! Pero en el fondo me
gusta. ¡Qué suerte que alguien se acuerde de mí! Jesús a ti también te encanta
mandarme mensajitos. No son Whatsapps, son mensajes con mensajero, con enviado
especial: Quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe. Son mis papás,
mis amigos, el sacerdote… ¿Les recibo? ¿Les escucho?
Agradece a Jesús que te envíe tantos
“mensajes”.
Propósito: oir.