Él
contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del
Señor”, como dijo el profeta Isaías» (Jn 1, 23).
Un día, Jesús, un
amigo me contó de gente que no celebraba la Navidad. Será que no son católicos,
le contesté. Me sorprendió más saber que no sólo no la celebra sino que no han
oído hablar nunca de ti, Jesús. Yo vivo en un país donde se supone que todos te
conocen, aunque a veces hay muchos que se comportan como si no te conocieran.
Yo el primero. Creo que también estos días son buenos para hacer las de Juan el
Bautista e ir hablar a mis amigos del verdadero sentido de la Navidad.
Examina qué amigos tienes
que vivan como si conocieran a Jesús y háblales.
«En medio de
vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy
digno de desatar la correa de la sandalia. (Jn 1, 26).
Jesús, estás en
medio de nosotros. No te vemos porque a veces sólo nos buscamos a nosotros
mismos. A mí me pasa que quisiera ver tu rostro, pero tal como yo me lo
imagino, y no cómo tu eres realmente. Quizá por eso me cuenta tanto verte en
las personas necesitadas. A veces hasta miedo me dan. ¡Qué buena época esta
para buscarte en los más necesitados!
Busca a una persona
necesitada; quizá podría estar en tu propia casa.
Propósito: hablarle a alguien del sentido verdadero de la Navidad