Quien es fiel en lo
poco también es fiel en lo mucho; y quien es injusto en lo poco también es
injusto en lo mucho (Lc 11, 1-2).
¡Cómo me impresionó! No fue solo su piedad, su amable conversación,
ni su natural elegancia, ni siquiera su buen gusto. Lo que realmente me
impresionó fue que aquel día cambió el rollo de papel en el baño… No nos
olvidemos, decía un poeta, que los hombres, a lo más grande que pueden llegar,
es a ser hacedores de cosas pequeñas. Y quizá, algún día, con la gracia de Dios
oiremos aquello de: Muy bien siervo bueno y fiel. Porque has sido fiel en los
poco… (Lc 19,11), porque cambiaste el rollo de papel y ordenaste la habitación
y recogiste la mesa y te hiciste la cama…
Dile
a Jesús que te ayude a descubrir cómo amarle en las cosas pequeñas.
Dios conoce vuestros
corazones; porque lo que parece ser excelso ante los hombres, es abominable
delante de Dios (Lc 11,3-4).
Jesús, no hay cosa más absurda que hacer trampas jugando al solitario.
Y es que es de tontos eso de engañarse a sí mismo. Jesús, tú me conoces mejor
que yo, hasta el último rincón de mi alma, de mi conciencia. Qué no quiera
aparentar, dar imagen, que no me engañe, porque lo que parece ser excelso ante
los hombres, es abominable delante de Dios Jesús, quiero dar sólo tu imagen.
Jesús
ayúdame a hacer todas las noches un buen examen de conciencia.
Propósito: cuidar
las cosas pequeñas