Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se
acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y
gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar
tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas
a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de todos los
tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar
sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te
golpearán; se burlarán de ti. Llevarás, con gran esfuerzo, la Cruz de tu
muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando.
·
Dile, con tus palabras, que no quieres
dejarle solo ni un segundo en esta Semana Santa.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo
que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en
un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
Una vez escuché la explicación de que si un rey se montaba en un
burrito al entrar en una ciudad era señal de que llegaba con intenciones de
paz, venía en paz para hacer la paz. Jesús, yo en esta Semana Santa quiero
imitarte y -como decía San Josemaría – ser un sembrador de paz y alegría,
especialmente en la familia. Jesús, que luche por no dejarme llevar por el
egoísmo, el mal humor y los caprichos en la familia.
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Concreta el cómo vas a vivir la alegría
con tu familia.
Propósito: Sembrador de paz y alegría.