domingo, 13 de abril de 2014

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente

Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de to­dos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás, con gran esfuer­zo, la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando.
·        Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un segundo en esta Semana Santa.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
Una vez escuché la explicación de que si un rey se montaba en un burrito al entrar en una ciudad era señal de que llegaba con intencio­nes de paz, venía en paz para hacer la paz. Jesús, yo en esta Semana Santa quiero imitarte y -como decía San Josemaría – ser un sembra­dor de paz y alegría, especialmente en la familia. Jesús, que luche por no dejarme llevar por el egoísmo, el mal humor y los caprichos en la familia.
·        Concreta el cómo vas a vivir la alegría con tu familia.

Propósito: Sembrador de paz y alegría.