miércoles, 23 de abril de 2014

Miércoles de Pascua. Jesús, quédate conmigo

Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída.
Jesús, quédate con nosotros, te suplicaron, y Tú aceptaste. Cuando los discípulos de Emaús te pidieron que te quedaras con ellos, Tú, Jesús, les contestaste con un don mucho mayor. Mediante el sacra­mento de la Eucaristía encontraste el modo de quedarte en ellos. Recibir la Eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús, es­cribió Juan Pablo II. Hoy te pido Jesús, que me aumentes la Fe para saber apreciar y agradecerte que te hayas quedado en la Eucaristía. Quiero sacarle mucho provecho a mis comuniones.
·        Agradécele que se haya quedado en la Eucaristía.
¿No es verdad que ardía nuestro corazón dentro de noso­tros, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lc 24, 35).
Pues esto me pasa a mí cuando comulgo. Más o menos. Me sucede, Jesús, que a veces al comulgar me lleno de fuerzas, de ánimo, y de ideas de lanzarme a cambiar al mundo y a mi familia y amigos. Salgo como lleno de fuerza y alegría. Otras veces comulgo y ando bien per­dido pensando en el fut: que si Cristiano es mejor que Messi, que si en la Champions se irá a dar ese cruce de partidos, que si un equipo eu­ropeo va a ganar el Mundial… Soy un gran burro, perdóname Jesús.
·        Pídele a la Virgen que te enseñe a comulgar con fruto.

Propósito: Repetir la Comunión Espiritual.