lunes, 14 de abril de 2014

Lunes Santo. Obras son amores y no buenas razones

María, tomando una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume (Jn 12, 3).
Jesús, ¡cómo te quiere María! ¡Qué detalle! Tú la miras con infinito ca­riño y la dejas que haga lo que quiere. No es tanto la calidad del perfume muy caro de nardo puro sino el amor que María pone. Está demostrándote que vales más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro. Jesús, y yo, ¿cómo te demuestro mi amor? ¿En qué se concreta? Me miras, también con cariño, como a María, y me susurras al oído: Obras son amores y no buenas razones.
·        ¿A qué huele mi vida? ¿Con qué buenas obras de amor perfumo mi vida?
Dijo entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarle: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? (Jn 12, 4-5).
Jesús, la misma historia de siempre. Ahora algunos tampoco entien­den que los cristianos queramos darte lo mejor (por eso critican a la Iglesia). No siempre es el amor a los pobres, lo que les lleva a pensar así, como no lo era el caso de Judas. Es simplemente falta de Fe, vi­sión humana, que impide luego amar de verdad a los pobres. Jesús, que sea generoso contigo, no solo con el dinero, sino también con mi tiempo, con mi esfuerzo y así te podré ver en cada uno de los pobres.
·        Sigue hasta los 10 minutos, piensa en obras de amor a Dios y a los demás. Y luego decídete hacerlas HOY.

Propósito: no ser tacaño con Dios.