domingo, 6 de abril de 2014

Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti

Y cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ellas (Lc 19,41).
Jesús, pero como ¿Tú también lloras?; ¿cómo es posible? ¡Si eres Dios! Sin embargo me parece que no es la primera vez —eres reincidente, también lloraste por tu gran amigó Lázaro. “Jesús se estremeció en su interior, se conmovió y (…) comenzó a llorar. Decían entonces los judíos: Mirad cómo le amaba” (Jn 11, 33-35). San Josemaría nos recuerda: Jesús es tu amigo. —El Amigo. —Con corazón de carne, como el tuyo. —Con ojos, de mirar amabilísimo, que lloraron por Lázaro... Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti (Camino 422).
·        Dile a Jesús que por nada del mundo quieres hacerle llorar
Lloró sobre ella, diciendo: ¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz!; sin embargo, ahora está oculto a tus ojos (…) porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho (Lc 12,20).
Jesús, lo que más te duele de los hombres, de mí, lo que más te hace llorar es la ingratitud, la ceguera. Jesús, quieres traer la paz, la alegría a mi corazón y yo me empeño en no verte, en hacerme el “loco”, como que no te veo. Jesús, visitas mi alma en la Comunión, en la Confesión, cuando hago un rato de oración. Jesús, ¡Que te sepa reconocer!
·        ¿En qué cosas te haces el loco con Jesús?

Propósito: No hacerme el loco.