lunes, 7 de abril de 2014

Revestirme con las armas de la luz

La noche está avanzada, el día está cerca. Abandonemos, por tanto, las obras de las tinieblas, y revistámonos con las armas de la luz (Rm 13,12).
Hay una película: Lady Hawk que cuenta la triste historia de unos ena­morados. Por una maldición están condenados a estar siempre jun­tos, pero nunca podrán verse. Durante el día “ella” adquiere la forma de un halcón, y al llegar la noche “él” se transforma en un peligroso lobo en compañía de una misteriosa dama. Es la luz del día o la au­sencia de luz de la noche lo que marca el cambio. Jesús, pensaba en eso de las armas de la luz. Es tu gracia lo que me cambia: Paso de hombre-lobo a hijo de Dios. Eso sí que es una transformación.
·        Pide a Jesús que no quieres ser hombre-lobo, sino un buen hijo de Dios.
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinie­blas, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8,12).
En la película el halcón (ella) es atravesado por una flecha, y para salvarla el muchacho la lleva a un mago, que vive en una torre. Los malvados descubren el sitio y los persiguen. Es de noche y la chica intenta salvarse subiendo a lo más alto. No tiene escapatoria, solo precipitarse al vacío…, pero en ese momento sale el primer rayo de sol y en plena caída se transforma en halcón, que majestuosamente emprende el vuelo y se salva.
·        Pídele a Jesús volar alto en este Año de la Fe.

Propósito: Con la Gracia, volar tan alto, tan alto...