Ellas partieron al instante del sepulcro con temor y gran alegría,
y corrieron a dar la noticia a los discípulos (Mt 28, 8).
Jesús, me gusta mucho este pasaje del Evangelio. Y me gusta porque
veo a esas mujeres que no pierden el tiempo, se van corriendo, no porque estén
espantadas o asustadas, se van corriendo a dar la noticia a los apóstoles.
Tienen prisa por dar la buena noticia, tienen prisa por acercarte almas, tienen
prisa para amarte. Jesús, en cambio yo soy una tortuga para hacer apostolado,
doy mil vueltas en mi cabeza antes de hablarle a alguien, soy un caracol para
acercarme a la gente y acercarte almas.
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Sigue hablando con Jesús y pídele prisa,
velocidad vibración para hacer apostolado.
De pronto Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos.
Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y le adoraron (Mt 28, 9).
¡Qué susto les habrás sacado a esas pobres mujeres! Como iban
corriendo a dar la noticia, mientras iban por el camino te apareces. Probablemente
alguna se tropezó, otra se quedó congelada, pero todas se lanzaron a
abrazarte. Estas mujeres ni permiso te pidieron para abrazarte. Jesús, que yo
aprenda que si me tiro hacer apostolado, en esos intentos por acercarte almas,
ahí te me vas a aparecer. Jesús, estamos en Pascua y me voy esforzar por
llevarte muchas almas a la Confesión. Y la primera persona que te voy a llevar
es a mí mismo, pero no voy a ir sólo, de paso me llevo a otro al menos.
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Prepara tu confesión.
Propósito: Prisa para amar.