sábado, 26 de abril de 2014

Sábado de Pascua. Alégrate Reina del Cielo

Habiendo resucitado, al amanecer del primer día de la se­mana, se apareció, en primer lugar, a María Magdalena (Mc 16, 9).
Una cosa que no me gusta de Marcos, el evangelista, es que no nos cuenta lo evidente. ¡Aquí falta algo! No nos dice lo evidente: que Jesús se apareció en primer lugar a su Santísima Madre, nos has dejado como novia de pueblo, vestida y esperando en el altar. ¡No iba a ser de otra manera!: María, la Madre de Jesús, esperaba el amanecer del domingo con fe, esperanza y amor. ¡Madre!, le dijo Jesús, ten fe porque al tercer día volveré, al tercer día resucitaré. María lo sabe y pasa toda la noche en oración.
·        Hoy sábado dile lo mucho que la quieres.
Habiendo resucitado, al amanecer del primer día (Mc 16, 9).
La luna ya se ha ocultado. Un rayo de luz penetra en la habitación. Nace el nuevo sol con más alegría que nunca: ¡Es el Domingo de Resurrección, el Día del Señor! Santa María está despierta, en espera. Con las primeras luces, una voz inconfundible: —¡Madre!, —¡Hijo mío!, Jesús mío. María cae de rodillas y Jesús la levanta y la abraza. Los Ángeles que contem­plan emocionados la escena no pueden contenerse ya más y cantan a pleno pulmón (uno que otro habrá desafinado por la emoción, como me pasa a mí): Alégrate, Reina del Cielo, aleluya / Porque el que mere­ciste llevar en tu seno; aleluya / Ha resucitado, según predijo; aleluya / Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya / Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
·        Sigue saboreando el Regina Coeli como si fuera un caramelo.

Propósito: rezar el Regina Coeli y aprendérmelo de memoria.