Y lo que pidáis en mi nombre eso haré (Jn
14, 13).
Hoy es sábado, el día de la Virgen ¡Qué suerte! Un día más mariano
no se puede pedir. Madre mía, ¿estás contenta? Yo un montón. En el este mes de
Mayo, iré de sábado a fiesta de la Virgen celebrándola. Por eso hoy, nada más
levantarme, como todo los días, he rezado el Oh Señora mía (…) os ofrezco
en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón. Hoy sí; hoy de
verdad, te doy mi corazón. ¡Ay…! ¡Perdona…! Se me había olvidado. Tendrás que
compartirlo con tu Hijo. También he rezado el Jesusito de mi vida (…) y
te doy mi corazón, tómalo, tuyo es y mío no.
u ¿Haces
todos los días un ofrecimiento de obras?
En verdad, en verdad os digo: el que cree
en mí, también él hará las obras que yo hago, y las hará mayores (Jn 14, 12).
Madre mía, ¡qué no puedo vivir sin corazón…! ¡Necesito urgentemente
un trasplante! Hoy, que es tu día, sábado, te pido este regalo. Ya sé que es
mucha sinvergüenzada, pero quiero: o bien un corazón misericordioso como
el de tu Hijo, o si no, un corazón inmaculado como el tuyo. Con menos no
me conformo.
u Sigue
hablando con la Virgen.
Propósito: tener más corazón.