jueves, 7 de mayo de 2015

Jesús, quiero ver tu rostro

Os he dicho esto para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo (Jn 15,11).
Desde que te conocí, Jesús, me llamó la atención tu alegría con­tagiosa. No es posible pensar en Ti y no imaginar tu sonrisa. No he encontrado a nadie más alegre, simpático y divertido que Tú, Jesús mío. Como escribía de ti un niño: En la mirada de Jesús es como si hubiera un tranquilizante que te quita el agobio de lo que sea. Si algún día estoy tristón, de bajón, entonces buscaré el Sagrario más cercano, me pondré de rodillas y te diré: De aquí no me muevo hasta que me llenes de gozo. Entonces sentiré tu mirada, me reiré de mis tonterías y saldré feliz, flotando.
u Piensa a qué amigos puedes poner delante de Jesús, para que también a ellos les llene de su gozo.
Como el Padre me amó, así os he amado yo (Jn 15,9).
¿Y tu sonrisa? Jesús, ¿cómo es tu sonrisa? Tu sonrisa es limpia, da paz, contagia alegría. ¿Para qué sirve algo tan feo como las orejas? Para tener, como Jesús, una Sonrisa de oreja a oreja. Me imagino que tanto Santa María como Tú se sonríen de la misma manera. Voy a terminar haciéndome el propósito de en este mes de Mayo de sonreir más, de regalar a la Virgen muchas flores de sacrificios como el de la sonrisa.
u ¿Hay algo que te roba la alegría? Hablalo con Jesús y María.

Propósito: Flores de sonrisas.