Mientras paseaba por el templo, se le
acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:
—¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? (Mc
11,27).
Aquella religiosa había dedicado toda su larga vida a la docencia
en distintos colegios, con fama de buenísima profesora. Llevaba ya unos años
jubilada cuando inesperadamente sufrió un derrame cerebral. El sacerdote que
le administró la Unción de Enfermos quiso saber el secreto de su éxito: —¿Por
qué siempre te han querido tanto tus alumnas? (era una realidad
constatable). Respuesta —Porque yo las quiero mucho. —¿Y con
las más rebeldes? (su especialidad eran las adolescentes rebeldes).
Respuesta: —A esas las quiero mucho más. Es la autoridad que
da el Amor, porque, no podemos olvidar: sólo el Amor es digno de Fe.
u Pide a
Jesús un corazón tamaño BUS, donde quepa mucha gente.
Todos se preguntaron estupefactos: ¿Qué
es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo (Mc 1, 27).
Jesús, Tú enseñabas con la autoridad del que sabe amar. Puede más
el cariño que dos horas de pelea, porque —como decía el poeta San Juan de la
Cruz— donde no hay amor, pon amor y sacarás amor.
u Pregunta
a Jesús: ¿Dónde tengo que poner más amor? y terminas
Propósito: usar la autoridad del amor.