miércoles, 6 de mayo de 2015

¡Saltad, gritad, vitoread!

Pedid lo que queráis y se os concederá (Jn, 15, 7).
Jesús, ¿Te he hablado de San Pascual Bailón? Es uno de mis santos predilectos. Sobre todo por lo de Bailón. O ¿es qué para ser santo hay que tener la cara triste y aburrida? A los que somos fiesteros nos gusta la música y el bailoteo. ¿Y Tú, Jesús, bailabas…? Pues claro que si: primero entre los brazos amorosos de tu mamá mientras te dormía; después, jugando en la plaza de Nazaret con tus amigos: Hemos to­cado la flauta y no habéis bailado….
u Y yo, cuando bailo, ¿le dejo sitio a Dios?
En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos (Jn 15, 8).
Aquella chica se vio metida en una encerrona por parte de sus ma­las amigas. Se encontró en una pista de baile entre los brazos de un chico pulpo. Como este se arrimaba demasiado le dice: —Oye, ¿tú crees en Dios? —Pues, si, claro. —Pues vamos a dejarle sitio. Decía San Agustín que el que canta reza dos veces. ¿Y el que baila? Pues el que baila… ¡El que baila afirmaba Juan Pablo IIreza tres veces! Pedid lo que queráis y se os concederá. Madre mía, hoy te pido, por la intercesión de San Pascual Bailón que mi baile sea siempre ocasión de glorificar más a Dios.
u ¿Soy coherente cuando voy a fiestas?

Propósito: una coherencia alegre