Muchos judíos que habían venido a
casa de María, al ver lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos
fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho (Jn 11, 45-46).
Jesús,
¡Cómo querías a tu amigo Lázaro! ¡Cómo llorabas! Verte llorar me conmueve: ¡un
Dios que llora!.., más humano no puedes ser. Y tanto como a Lázaro me quieres a
mí, ¡para que me entere de una vez…! Jesús, qué curioso; ante el mismo
acontecimiento: la resurrección de Lázaro, dos actitudes distintas. Unos creen
en Ti, se convierten, pero otros, en cambio, se alejan y te denuncian. Y yo
¿cuál es mi actitud? Viendo los milagros patentes que haces en mi vida, Jesús,
que yo sea de los primeros, que cada vez me acerque más a Ti.
u Pídele
a Jesús que te dé un corazón puro.
Así, desde aquel día decidieron
darle muerte (Jn 11, 53).
Jesús, se
me pone un nudo en la garganta solo de pensar que yo también tengo la
posibilidad de negarte, de darte muerte. Quiero hacer el propósito de no
matarte nunca en mi alma. Eso es lo que pasa cuando pierdo la Gracia de Dios,
cuando caigo en pecado mortal. Y si alguna vez tengo la desgracia de perderte,
Tú que me quieres tanto, tanto como a Lázaro, me resucitarás a través de la
Confesión.
u Dile a Jesús que en tu
alma le defenderás siempre.
Propósito:
Hacer una buena confesión