sábado, 6 de junio de 2015

La ofrenda de la viuda

“Guardaos de los escribas que les gusta pasear con vestidos lujosos” (Mc 12, 38).
Tengo que reconocer que me gusta vestir bien. Cuando voy a los cen­tros comerciales se me van los ojos en las vitrinas y quisiera tener esto, y lo otro; pero ahí está siempre mamá para decirme que ya casi puedo heredar la camisa polo de mi hermano y o de mi primo. Jesús es que tengo que aprender a no apegarme a las cosas, y a no tener caprichos, a cuidar de lo que tengo para que dure, aunque pasen de moda.
u ¿Será que en mi closet hay cosas de más?
“En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más en el gazofilacio que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba, ella, en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento” (Mc 12, 43-44).
Cuentan que un hombre adinerado fue a ver a la Madre Teresa de Calcuta porque quería ayudarla con sus obras a favor de los necesita­dos, y que le preguntó con cuánto dinero quería que la ayudara. –“Deme hasta que le duela”, fue su respuesta. Ya me enteré que lo del “gazofi­lacio” es la alcancía del Templo Judío, y es que para que el Templo esté limpio, y los manteles y todo lo demás nítido, también hace falta dinero… y además tú, Señor, te mereces lo mejor y no cosas de paca.
u Cuéntale a Jesús cuándo te duele dar… y dile que te cure.

Propósito: Mañana es Corpus Christi: vestirme muy bien para Jesús.