sábado, 29 de octubre de 2016

No mates a nadie, hijo. Tu padre, Dios

Proponía a los invitados una parábola, al notar cómo iban eligiendo los primeros puestos, diciéndoles: Cuando seas invitado por alguien a una boda, no te sientes en el primer puesto (Lc 14, 7-8)
Oye, Jesús, ¡qué cosas tienen las madres! Fíjate, la mía dice, que le que más le gusta es la fruta pasada, la rabadilla del pollo y la cabeza del pescado... Yo, que la conozco desde mi más tierna infancia, empiezo a sospechar. Creo que la hace, no por gusto, sino para que yo y mis hermanos comamos lo mejor. Iban eligiendo los primeros puestos… y el mejor sitio en el carro, y el sillón más cómodo y el plátano en el postre, y jugar de delantero para marcar goles… ¡Qué vergüenza!
Dile a Jesús que a la hora de elegir pensarás siempre en los demás
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 14, 11)
Jesús, que lejos están de Ti los creídos, los chulos, los perdona-vidas, los violentos, los dominantes, los… Jesús, que cerca están de Ti los sencillos, los sinceros, los mansos, los humildes, los niños. Todavía me acuerdo de una vez que iba en bici con la equipación completa, gafas y todo. En la parada de una fuente se acercó un niño pequeño con su bici de pati­netes. Se me quedó mirando y pregunto: —Oye, ¿tú eres de verdad? Me dio la risa pero pensé que en el fondo tenía razón aquel niño, yo iba de fantasma. Jesús, que ya no vaya más de fantasma por la vida
Jesús, humildad es andar en Verdad. ¿Soy de verdad o doy el pego?

Propósito: no ir de fantasma.