Dicho esto, escupió en la tierra, hizo
barro con la saliva, y untó los con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de
Siloé». Él fue, se lavó y volvió ya viendo (Jn 9,6-7).
Oye Jesús, me impresiona que por entonces hubiera tantos ciegos.
Pero ahora también hay muchos ciegos, los que no te ven, no ven a Dios, les
falta visión sobrenatural. Dicen que todo son imaginaciones, mitologías...
Otra cosa, Jesús, eso de escupir y hacer barro con saliva siempre me ha
parecido una porquería. Me imagino a aquel pobre ciego caminando a tientas por
las calles de Jerusalén, con los ojos y la cara llenas de barro, buscando la
piscina: --Perdone, ¿la Piscina de Siloé…? Más de uno se reiría del
ciego: ¡colirio hecho con barro, Jajaja! Pero él, llegó, se lavó y recuperó la
vista. Jesús, es que a veces ¿¡pides cada cosa!?, ¿¡me pides cada cosa!?
Pide
a Jesús que todos tus amigos ciegos vean lo que tú ves.
Me puse barro sobre los ojos y ahora veo
(Jn 9,15).
Jesús, yo también estoy hecho de barro, de lodo de la tierra… Ya
ves, ¡soy tan poca cosa, tan sucio! Pero quieres que sea colirio, medicina de
Dios, para que otros vean, para abrir los ojos a tantos ciegos. Amigos,
compañeros, familiares que viven como en un túnel. No te ven, o solo quizá
conocen una caricatura de Dios, pero no a ti, Jesús, al Dios
verdadero. Jesús, aun siendo solo barro, seré ese colirio que les saque de las
tinieblas, de la oscuridad, darles tu luz, la luz de Cristo.
A
Jesús niño le gusta jugar con barro, dile que también juegue contigo
Propósito: ser colirio de Dios.