Entonces se acercó a él la madre de los
hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró para hacerle una petición. Él le
preguntó: ¿Qué quieres? (Mt 20, 20-21).
Jesús, ¡qué mujer! ¡Qué poderío!, como me recuerda a mi mamá. Si a
los hijos de Zebedeo se les llama también hijos de trueno está
claro que el trueno es su madre. Y si les preguntas a mis padres —¿Qué
queréis?, como son padres cristianos, seguro que te dirán: —Que
cada uno de mis hijos estén muy cerca de Ti. Por eso desde pequeñito me
han enseñado a rezar, y me llevan a visitarte, y a confesarme. Jesús, ahora
quiero darte gracias por unos padres tan buenos, aunque a veces mi madre sea un
poco “trueno”.
Habla
ahora tú un rato y agradece a Jesús una familia tan estupenda.
Ella le dijo: Di que estos dos hijos míos
se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda (Mt 20, 21-22).
Jesús ¿Que qué quiero? Pues muy sencillo, como la madre de los
hijos de Zebedeo: que las personas a las que amo estén muy cerca de Ti. Por
eso, me he propuesto rezar cada día por los de mi familia; y cuando alguno
tiene exámenes o está con fiebre le encomiendo más. Me he dado cuenta que para
que estén muy cerca de Ti, tengo que comenzar por mí: si yo soy buen hijo tuyo
entonces Tú adoptas a toda mi familia. Qué bueno eres Jesús.
¿Cómo
se llama el padre de los hijos de Zebedeo? (Trueno es la madre, Salomé para las
amigas).
Propósito: sentarme cerquita de Jesús.