El que se ensalce a sí mismo será
humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado (Mt 23,12).
Jesús, algunas veces he jugado contigo al escondite, ¡eres un campeón!
¡Qué bien te escondes!: en el sagrario, en los enfermos, en los sencillos, en
los ancianos. Pero hoy quiero jugar contigo a la ruleta que siempre gana: todo
el que pierde, gana: el mayor es el más pequeño, y el que quiera perder su
vida la ganará. Es un juego sólo apto para niños porque los mayores siempre
están hablando de dinero, quién manda más, quién gana más, quién gasta más...
¡Qué aburrimiento! ¿Cuándo se darán cuenta, de una vez por todas, que el que
pierde gana?
¿Qué
es lo que estoy
dispuesto a perder: honra, prestigio, la vida… para ganarlo todo?
El mayor entre vosotros sea vuestro servidor (Mt 23,11).
Jesús, para ser como Tú tengo que servir, ayudar más en casa,
recoger la habitación, sacar la basura, contar cuentos a mis hermanos pequeños
para que se duerman... Cuando llego a casa por las tardes, encuentro a mamá
sonriente, pero me doy cuenta que está cansada. La pobre no para de la mañana a
la noche cuidándonos a todos. El propósito de este rato de oración va a ser
ayudar más en casa, servir, para parecerme más a Ti.
Dile
a Jesús en qué vas a servir
Propósito: servir