martes, 25 de abril de 2017

San Marcos. Jesús, descongela mi corazón

Se apareció Jesús a los Once y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará (Mc 16,15).
Aquel montañero poeta, un día de Pascua, se conmovió al ver des­puntar, entre las rocas y la nieve el brote de una flor tierna y elegante: como un estallido de vida, cientos de estallidos, decía. El asombroso descubrimiento le acompañó hasta la cumbre mientras consideraba: El Cristianismo es mucho más que un código de comportamientos éti­cos, que una ideología o un mensaje filosófico. Para mí es como esa flor en la nieve: Cristo que vive, hoy y siempre. Cristo continuamente resucitando en los corazones de los hombres. Jesús, resquebraja el hielo que cubre mi vida, resucita en mi corazón (Julián Herranz, Los atajos del silencio).
Dile a Jesús que te aplique maniobras de resucitación cardiaca.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes (Mc 16,20).
Jesús, ayúdame a pregonar el Evangelio como hicieron los Once y des­pués San Marcos. Que Cristo viva, ¡resucite!, en el corazón de tantos de mis amigos, de mi familia, de mis compañeros. Con tu Gracia y el fue­go de mi amor provocaré el deshielo. Será una nueva primavera del Cristianismo.
Pide a Jesús un Cambio Climático que deshiele los corazones.

Propósito: facilitar el cambio climático.