En
aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder
sobre los espíritus inmundos. (Mc 6, 7).
Un día, viendo una de esas películas de
Marvel, mi hermanito, que aunque está en cuarto grado es muy listo, me dijo
“has visto que casi todas las historias de superhéroes son de uno que era
normal y que un día le dieron superpoderes”. Como soy un poco soberbio, le
rebatí que no era el caso de Superman y algún otro. Mi hermanito, sobre la
marcha, me dijo que una cosa era Marvel y otro DC Comics. En fin, ahora, ya a
solas contigo Jesús, te acepto que a mí también me encantaría recibir algún
tipo de poder. Y al leer este trocito del evangelio, descubro que esos
“superpoderes” ya los he recibido en el bautismo, en la Eucaristía, en cada
confesión, etc.
Usa tu vista
superpoderosa para descubrir a un amigo necesitado.
Los
discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios,
ungían con aceite a los enfermos y los curaban. (Mc 6, 12-13).
Los superhéroes detienen a los villanos,
que con su maldad destruyen ciudades enteras. En la vida real eso no pasa (lo
de los superhéroes). Pero sí hay pecado, que destruye vidas, poblados, ciudades
enteras. El poder de la gracia, es capaz de arremeter contra todos esos males.
Me emociona pensar que realmente… tengo poderes.
Usa tu superfuerza para
vencer tu pereza y ponerte a ayudar en casa.
Propósito:
Ser verdadero superhéroe