martes, 17 de julio de 2018

¡Gracias!


“¡Hay de ti, Corozaín! ¡Hay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en us­tedes, hace tiempo que, vestidas de penitencia y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. Por eso les digo que el día del juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para ustedes. (Mt 11, 21-22).
Jesús, cuando te pones así me emociono. Me imagino a tu lado, contemplando esas ciudades y escuchándote hablar con fuerza. Escucho el eco de tu voz avanzando por las montañas de los alre­dedores. Así estoy, hasta que caigo en la cuenta que a mí también podrías comenzar a enumerarme las bendiciones que me has dado para mostrarme tu amor, y yo, ni gracias te doy.
Piensa en los regalos que Dios te ha dado últimamente.
Y tú, Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los mila­gros realizados en ti, hoy seguiría en pie. Por eso les digo que el día del juicio será más llevadero para Sodoma que para ti” (Mt 11, 23-24).
Y sigue la llamada de atención. Ya hice mi recuento. Me bastó ver a mi alrededor para descubrir la infinidad de cosas que me has dado: mi familia, mi colegio, mis útiles escolares, mi ropa, tener un techo donde vivir, comida en los tres tiempos, y un largo etcétera.
Ahora piensa también en que hay muchas cosas que has recibido y ni te has dado cuenta.
Propósito: Decir muchas veces “gracias”