domingo, 29 de julio de 2018

Hay panes para todos


Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” (Jn 6, 15).
Tú, Jesús, siempre pensando en los demás. Te has encarnado para poder estar absolutamente al servicio de nosotros, una panda de sin­vergüenzas, como decía mi abuela. Me imagino la cara de Felipe ante tu pregunta, Jesús. Habrá echado una mirada a su alrededor para calcular rapidito cuánto dinero se necesitaba para comparar pan para tanta gente. Luego, Jesús, le sonríes y le dices unas indica­ciones previas al gran milagro.
Jesús quiere hacer grandes milagros en tu vida, el asunto está en qué tipo de cosas son las que le pides.
Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdi­cien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos. (Jn 6, 12-13).
Después de que no había nada para darle a tanta gente, hasta ga­nancia podrían haber sacado. ¿Qué habrán hecho los apóstoles con el pan que sobró? A lo mejor lo fueron regalando en el camino a las personas necesitadas que encontraban a su paso, porque no creo que hayan montado un negocito express. Jesús, siempre piensas en los demás. Dame esa capacidad, de ver las necesidades de los que me rodean. Cómo quisiera no solo ver la necesidad, sino también sentir la urgencia de resolver esas necesidades.
Cuando te pidan ayuda, ve a la primera.
Propósito: correr… a ayudar