Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito,
para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,
16).
Jesús, en un
acto de amor tan grande, Dios Padre te entregó al mundo para que nos salvaras.
Y esa salvación vino por medio de la Cruz. Jesús, quiero aprender amar la cruz,
no quiero salir huyendo de aquello que exija esfuerzo o generosidad. San
Josemaría escribió una oración que recomendaba rezarla cuando uno se viera en
problemas o metido en situaciones difíciles, pues yo quiero aprendérmela de
memoria y te la digo: “Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la
justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas” (Camino n.
691).
u Repite despacio la oración de Camino n. 691.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él (Jn 3, 17).
Todavía me
acuerdo de lo que aprendí en la clase de religión, Jesús. Que gracias a tu
muerte en la Cruz nos has conseguido grandes regalos. Entre alguno de esos
regalos están: el Espíritu Santo, la Eucaristía, la Santísima Virgen como madre
de los hombres… Jesús al ver tantos regalos, que no tenga miedo a ser generoso
y esforzado por cumplir la voluntad de Dios Padre.
u ¿Cuál es la voluntad de Dios para tu vida?
Propósito: Amar la Cruz.