Replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a
los Profetas. ¡Que los oigan! (Lc 16, 29).
Gracias,
Jesús, por las páginas del Antiguo Testamento. Yo muchas cosas no las entiendo,
y eso que Tú lo explicaste con tus palabras y con tu vida por completo. David,
Job, Sara, Noé, los Macabeos, Moisés, Rut… ¡Cuántas historias grandes de gente
que te esperaba! Que aprenda de ellos: a llorar mi pecado con David y hacer
oración como él en los salmos; a saber afrontar lo difícil como Job; a
santificar el matrimonio como Sara; a mantenerme fiel como Noé y surcar los
mares en medio de las tempestades; a proclamar mi fe como los Macabeos y su
mamá; y si quieres que conduzca a muchos como Moisés; y que sea siempre
trabajador y piadoso como Rut.
u Repasa
con Jesús las historias de sus antepasados y aprende.
Él dijo: No, padre Abrahán; pero si
alguno de entre los muertos va a ellos, se convertirán. Y le dijo: Si no
escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán aunque uno de los
muertos resucite (Lc 19, 31).
Eso
pasó con bastantes judíos, Jesús, que Tú resucitaste y siguen esperando al
Mesías. Que yo nunca dude, que tenga fe gorda-gorda en Ti, vivo y resucitado en
la Eucaristía. Jesús, es que de vez en cuando se me olvida no ya el Antiguo
Testamento, sino el Testamento más valioso que jamás ningún “muerto” haya
dejado, ese Testamento de tu mismo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad… ese
Testamento eres Tú, muerto por mí, y Resucitado por mí.
u Y
ahora míralo vivo en el Sagrario... y escúchalo.
Propósito: Buscar la Palabra y el Pan.