domingo, 25 de septiembre de 2011

Moisés, profetas… y el Resucitado


Replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los oigan! (Lc 16, 29).
Gracias, Jesús, por las páginas del Antiguo Testamento. Yo muchas cosas no las entiendo, y eso que Tú lo explicaste con tus palabras y con tu vida por completo. David, Job, Sara, Noé, los Macabeos, Moisés, Rut… ¡Cuántas historias grandes de gente que te esperaba! Que aprenda de ellos: a llorar mi pecado con David y hacer oración como él en los salmos; a saber afrontar lo difícil como Job; a santificar el matrimonio como Sara; a mantenerme fiel como Noé y surcar los mares en medio de las tempestades; a proclamar mi fe como los Macabeos y su mamá; y si quieres que conduzca a muchos como Moisés; y que sea siempre trabajador y piadoso como Rut.
u  Repasa con Jesús las historias de sus antepasados y aprende.
Él dijo: No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a ellos, se convertirán. Y le dijo: Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán aunque uno de los muertos resucite (Lc 19, 31).
Eso pasó con bastantes judíos, Jesús, que Tú resucitaste y siguen esperando al Mesías. Que yo nunca dude, que tenga fe gorda-gorda en Ti, vivo y resucitado en la Eucaristía. Jesús, es que de vez en cuando se me olvida no ya el Antiguo Testamento, sino el Testamento más valioso que jamás ningún “muerto” haya dejado, ese Testamento de tu mismo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad… ese Testamento eres Tú, muerto por mí, y Resucitado por mí.
u  Y ahora míralo vivo en el Sagrario... y escúchalo.
Propósito: Buscar la Palabra y el Pan.