No te pido que los
retires del mundo, sino que los guardes del mal.
Jesús, me gustan mucho
las cosas del mundo: las hamburguesas y las puestas de sol, y ver a las
hormigas todas en hilera, y me muero de risa con los chistes de mi hermano, y
las carreras de motos, y hacer castillos de arena en la playa, y las papitas
fritas. Jesús, me gusta silbar, y quemar cohetes (aunque estén prohibidos)
Jesús, me gustan tantas cosas del mundo porque sé que a ti también te
gustan, porque es en medio del mundo donde te encuentro.
u Pide a Jesús “amar
apasionadamente al mundo” sin hacerte “mundano”.
Padre, como Tú me
enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. (…) para que también ellos
sean santificados en la verdad. (Jn 17, 18-19).
Jesús, ¿cuál es mi
misión? Y quizá me respondes: ser santo en medio del mundo, como
nos recordaba San Josemaría: Allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro
trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con
Cristo (…). En la línea del horizonte, hijos míos, parece unirse el cielo y la
tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando
vivís santamente la vida ordinaria (San Josemaría). Jesús mío, es en mi
corazón, en las cosas que amo tanto, el sitio donde te encuentro.
u Pídele a la Virgen que
te alcance deseos de ser santo y apóstol.
Propósito: ¡quiero ser
santo!
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