Dijo Jesús a sus
discípulos: Que no tiemble vuestro corazón (Jn 14,1)
Jesús, perdóname, pero son
unos miedosos tus discípulos. Hace varios días nos contó el capellán del
colegio que en un campamento con muchachos en Semana Santa pasó lo siguiente:
estaban comiendo y de repente uno de los muchachos preguntó que si alguno de
los presentes tenía intención de entregarse a Dios. La escena que siguió era
digna de grabarla en video y ponerla en YouTube porque unos empezaron a
mirar fijamente su plato, otros a mirar al infinito. En definitiva una
tembladera de corazón. Jesús, tengo que reconocer que yo también, a veces tengo
miedo, pero fíjate, tengo miedo de ti, porque pienso que me vas a pedir más.
u
Pídele a María la valentía de ser generoso.
Seguían atónitos, les
dijo: ¿Tenéis ahí algo que comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado (Lc
24, 39).
Jesús, tus discípulos,
además de ser miedosos están atontados. Se quedan ahí, alelados, sin saber que
hacer… Pero lo que más gracia me hace es lo del trozo de pez asado.
¿De dónde saldría? Quizá eran las sobras de la cena de la noche anterior. En
este detalle quiero ver la mano de tu Madre la Virgen: Guárdalo para mañana,
—diría—, que sirve. Es como el otro gesto de recoger las sobras en los
milagros de las multiplicaciones. ¡Qué bonito! Los grandes milagros se
acompañan del cuidado de las cosas pequeñas. Santa María que aprenda a decir
que sí y en las cosas pequeñas.
u
Que sepa estar en los detalles, en el cuidado de las cosas
pequeñas.
Propósito: Flores de decir sí para la Virgen.
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