sábado, 12 de mayo de 2012

Yo soy la puerta


Uno le preguntó: Señor, ¿serán pocos los que se salven? Jesús les dijo: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán (Lc 13, 22-24).
Jesús, esta pregunta me hace pensar que a veces tengo el alma gorda, obesa de tanta tontera que guardo. A veces soy capaz de memorizar canciones o chistes tontos, o goles que veo en la TV, etc. Y luego se me olvida el propósito que saque de la oración, o peor aún se me olvida (aunque la verdad no es que se me olvide) hacer mi rato de oración. Jesús, con tu ayuda yo quiero ser de esos que entran por la puerta estrecha.
u  Dile a Jesús que estás dispuesto a adelgazar para entrar por la puerta estrecha.
Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición y son muchos los que entran por ella (Mt 7,13-14).
También nos lo cuenta San Mateo: Junto a la puerta estrecha hay otra puerta ancha, grande, que lleva a la perdición. Jesús, la única puerta que merece la pena eres Tú: Yo soy la puerta; si alguno entra a través de mí, se salvará (Jn 10,9). Viviendo tu Vida en mi vida, a través de ti, siendo otro Cristo que sonríe, perdona, escucha, bromea, trabaja, hace apostolado, pasaré por la puesta estrecha.
u  Pídele a María que te ayude a adelgazar.
Propósito: Ponerme a dieta (en el alma).
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