Uno le preguntó: Señor,
¿serán pocos los que se salven? Jesús les dijo: Esforzaos en entrar por la
puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán (Lc 13,
22-24).
Jesús, esta pregunta me
hace pensar que a veces tengo el alma gorda, obesa de tanta tontera que guardo.
A veces soy capaz de memorizar canciones o chistes tontos, o goles que veo en
la TV, etc. Y luego se me olvida el propósito que saque de la oración, o peor
aún se me olvida (aunque la verdad no es que se me olvide) hacer mi rato de
oración. Jesús, con tu ayuda yo quiero ser de esos que entran por la puerta
estrecha.
u Dile a Jesús que estás dispuesto
a adelgazar para entrar por la puerta estrecha.
Entrad por la puerta
angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la
perdición y son muchos los que entran por ella (Mt 7,13-14).
También nos lo cuenta
San Mateo: Junto a la puerta estrecha hay otra puerta ancha, grande, que lleva
a la perdición. Jesús, la única puerta que merece la pena eres Tú: Yo soy
la puerta; si alguno entra a través de mí, se salvará (Jn 10,9).
Viviendo tu Vida en mi vida, a través de ti, siendo otro Cristo que sonríe,
perdona, escucha, bromea, trabaja, hace apostolado, pasaré por la puesta
estrecha.
u Pídele a María que te
ayude a adelgazar.
Propósito: Ponerme a
dieta (en el alma).
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