Mirad, estamos subiendo
a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a
los escribas, lo condenarán a muerte (Mc 10, 33-34).
Madre mía, mi primo
(lejano) Fernando, que es de Cádiz (España), siempre me cuenta la historia de
la Vulnerata (la herida, la injuriada), que tanto me gusta. Así
se llama una talla de la Virgen que fue profanada en Cádiz en el siglo XVI por
una incursión de piratas ingleses protestantes. Cuando la encontraron, estaba
llena de cuchilladas, sin Niño y sin brazos. Otros ingleses, los seminaristas
del Colegio de San Albano de Valladolid, al enterarse de lo sucedido, pidieron
la imagen para su capilla. Desde entonces, hace más de 400 años, la talla, sin
restaurar pero de gran belleza, recibe el cariño y el desagravio de futuros
sacerdotes ingleses por lo que hicieron sus compatriotas.
u Jesús, ayúdame a desagraviar
por mis pecados. ¿Te duelen mucho?
Lo entregarán a los
gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los
tres días resucitará.
Virgen Santa, ¡cuánto
sufriste con la Pasión de tu Hijo! ¡Cuánto sufres por cada uno de tus hijos
heridos! Al considerar la historia de la Vulnerata me acuerdo de
tantas personas Vulneradas, que han sufrido abusos, con heridas físicas
y morales abiertas, que quizá nunca cerrarán. Son Cristo sufriente, son de
nuevo, en vivo, la historia de la Vulnerata.
u Conozco alguna persona
Vulnerada (injuriada) a la que consolar.
Propósito: Consolar a
Cristo en los injuriados.
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