miércoles, 9 de mayo de 2012

Jesús, quédate conmigo


Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto (Jn 15, 1-2).
Vuelve aparecer este evangelio donde hablas de cultivar el alma. Jesús, me doy cuenta que tú trabajas duro para que mi alma sea un jardín, un campo labrado, y por eso esperas fruto de mí. Pero, ¿qué frutos doy? A veces me contento con sólo tener buenas intenciones y nada más. A mi papá le contaron una historia de unas niñas que estaban jugando, y una de ellas iba corriendo y no se fijo que una puerta de vidrio estaba cerrada. No sólo se estrello si no que la atravesó y se hirió en varias partes de su cuerpo. Las amigas al verla tirada y sangrando reaccionaron de manera increíble, una se quitó el escapulario y se lo puso a su amiguita herida. Mi papá me contaba esto diciendo que en un momento difícil las niñas reaccionaron con lo que llevan por dentro, con verdadero amor a Dios. Al final todo quedó en un buen susto y unas heridas.
u  Y yo, ¿qué llevo por dentro?
Permaneced en mí y yo en vosotros (Jn 15, 4).
Santa María estamos en mayo y yo quiero dar mucho fruto, no me quiero quedar a medias o sólo con buenas intenciones. He oído decir que en este mes de mayo muchas personas se deciden a entregarse por completo a Jesús, pero yo soy un miedoso y un codo. Yo quiero cambiar pero necesito que me ayudes.
u  Sigue hablando con María sobre tus miedos.
Propósito: Un arreglo floral para María: entregarme.



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