En aquel
tiempo pasaba Jesús en sábado por medio de unos sembrados; sus discípulos
tuvieron hambre y comenzaron a arrancar unas espigas y a comer. Los fariseos, al
verlo, le dijeron: Mira que tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en
sábado (Mt 12, 1-2).
Jesús, me
gusta este pasaje del Evangelio ya que tus discípulos son naturales. No se
preocupan de si los van a criticar, de si van a caer mal, etc.; como van
caminando contigo lo único que les importa es oírte y seguirte. A mi, Jesús,
muchas veces me detiene el miedo a qué van a pensar de mí, de si caigo bien o
mal, de que si esto lo puedo hacer o no. Jesús, quiero aprender a amarte y
seguirte, quiero aprender a ser naturalmente un enamorado de Ti.
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Sigue por tu cuenta diciéndole a Jesús que te quieres enamorar de
Él.
Porque el Hijo
del Hombre es señor del sábado (Mt 12, 8).
Jesús, les
contestas a los que critican que Tú eres el Señor, que Tú eres Dios. Esto que
es evidente se me olvida en el día a día. Y a veces no te trato como te lo
mereces. Por eso me viene muy bien ese punto de Camino que escribió San
Josemaría: Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar! (n. 423).
Enséñame a tratarte bien, enséñame a ser delicado y cariñoso.
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Pídele a la Virgen que te enseñe a amar a Jesús.
Propósito: Aprender.