El Reino de
los Cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo
un hombre, lo oculta y, gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y
compra aquel campo (Mt 13, 44).
El Reino de
los Cielos es tener vida sobrenatural, estar en gracia, tener a Dios en el
alma. Jesús, este tesoro de tenerte conmigo, yo también me lo encontré o mejor
me lo dieron. Mis papás me llevaron a bautizar, luego recibí el regalo de la
Comunión. Jesús, que sepa valorar el tesoro de tenerte. Que no permita que los
ladrones (el demonio y/o las tentaciones) te roben de mi alma.
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Pídele a tu Ángel de la Guarda que te diga unos tips de cómo
mejorar la seguridad contra ladrones en tu alma.
Asimismo el
Reino de los Cielos es semejante a un comerciante que busca perlas finas y,
cuando encuentra una perla de gran valor, va y vende todo cuanto tiene y la
compra (Mt 13, 45-46).
Jesús, con
estas palabras me parece que me dices que no me contente con sólo guardarte,
que me lance a buscar tu voluntad, que sea como ese comerciante que busca y
busca. Pero, Jesús, eso de saber que quieres de mí, que esperas de mí, me da miedo.
Me explico, me da miedo el saber que tengo que poner esfuerzo, miedo a tener
que ser generoso y buscarte con sinceridad. Jesús, yo no quiero ser miedoso ni
poco generoso.
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Atrévete a decirle a Jesús que quieres saber cuál es tu vocación.
Propósito: Ser valiente y sincero.