Los fariseos
se confabularon contra Jesús para acabar con él (Mt 12, 14).
Jesús, les
caes mal a los fariseos porque les has mostrado que están en el error. Buscan
la manera de matarte porque sus ojos no están preparados para recibir tu luz.
Tu luz es limpia, suave, da gusto contemplarla. La infección de la mentira, y
del rencor que tienen en el alma les lleva a odiarte. La irritación que causa
la suciedad de algunas imágenes cochinas, hace que tu luz lastime la vista de
los fariseos. Jesús, que nunca me enferme del alma.
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Aplícame unas gotitas de tu amor en los ojos para que pueda verte.
Pide la Pureza.
Muchos lo
siguieron y él curó a todos los enfermos (Mt 12, 15).
Para que a uno
lo cure el doctor hay que ir a visitarlo. Obvio. ¿Por qué entonces no voy más
seguido a visitarte, Jesús? Tengo un amigo que no salía de su casa porque le
habían salido unos granos re-espantosos. No quería ni que lo viera el doctor
por la vergüenza de tener que andar con esa cara por la calle. Aceptó ir. Le
dejaron unas pomadas y unas pastillas. Hizo caso: se echó la pomada y se tomó
las pastillas. A los pocos días lo vio su mamá. Te dejaron más guapo que
antes de los granos, le dijo. Será posible que por vergüenza a veces no
quiera ir a confesarme o hablar con mi director espiritual.
·
Voy a ir corriendo a la confesión aunque se me caiga la cara de fea
por lo horrible de mis pecados.
Propósito: Usar la pomada de la Confesión.