miércoles, 3 de julio de 2013

No a las mentiras

Los demonios le rogaban diciendo: Si nos expulsas, envíanos a la piara de cerdos. Les respondió: Id. Y ellos salieron y entra­ron en los cerdos (Mt 8, 31-32).
Jesús, me sorprende que cuando te enfrentas a los demonios no les dejas hablar o Tú les hablas muy poco, como en este pasaje. Me parece que como Tú eres la Verdad no te gusta nada la mentira, y el demonio es el padre de la mentira. Jesús, a mi me cuesta eso de no andar diciendo mentiras. Cierto que no digo mentirotas gordas y feas, pero si digo muchas mentiritas de esas que llaman blancas. Yo quiero siempre poder hablar contigo y escucharte. ¡Que aprenda amar la verdad y siempre hablar con verdad!
·         Cuéntale a Jesús cuáles son esas mentiras “blancas” que usualmente dices.
Ante esto toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al ver­le, le rogaron que se alejara de su región (Mt 8, 34).
Aquellas personas en vez de alegrarse de que habías expulsado a los demonios, te piden que te vayas de ahí. Jesús, esos hombres eran unos miedosos, no querían amar la verdad, no querían amarte a Ti, amaban más a sus cerdos. San Josemaría escribió en Camino n. 33: Nunca quieres “agotar la verdad”. –Unas veces, por corrección. Otras –las más–, por no darte un mal rato. Algunas, por no darlo. Y, siempre, por cobardía. Así, con ese miedo a ahondar, jamás serás hombre de criterio.
·         Vuelve a leer el punto de Camino y háblalo con Jesús.

Propósito: Amar la verdad.