martes, 15 de julio de 2014

¡Gracias!

“¡Hay de ti, Corozaín! ¡Hay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en ustedes, hace tiempo que, vestidas de penitencia y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. Por eso les digo que el día del juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para ustedes. (Mt 11, 21-22).
Jesús, cuando te pones así me emociono. Me imagino a tu lado, contemplando esas ciudades y escuchándote hablar con fuerza. Escucho el eco de tu voz avanzando por las montañas de los alre­dedores. Así estoy, hasta que caigo en la cuenta que a mí también podrías comenzar a enumerarme las bendiciones que me has dado para mostrarme tu amor, y yo, ni gracias te doy.
u  Haz una lista mental de los beneficios que has recibido de Dios en los últimos meses.
Y tú, Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, hoy seguiría en pie. Por eso les digo que el día del juicio será más llevadero para Sodoma que para ti” (Mt 11, 23-24). 
Y sigue la llamada de atención. Ya hice mi recuento. Me bastó ver a mi alrededor para descubrir la infinidad de cosas que me has dado: mi familia, mi colegio, mis útiles escolares, mi ropa, tener un techo donde vivir, comida en los tres tiempos, y un largo etcétera.
u  Ahora piensa también en que hay muchas cosas que has recibido y ni te has dado cuenta.

Propósito: Decir muchas veces “gracias”.