Salieron a su encuentro de entre los
sepulcros dos endemoniados. Eran tan agresivos, que nadie se atrevía a pasar
por aquel camino. Y se pusieron a gritar: “¿Qué tenemos nosotros que ver
contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo? (Mt
8, 28-29).
No falta en las películas
de aventuras en el espacio, una escena en la que la tripulación sale a explorar
un nuevo planeta, y se encuentran con alienígenas agresivos. Jesús, yo no
quiero ser un extraterrestre en medio de este mundo tuyo. No quiero vivir como
venido de otro planeta, ajeno a lo que pasa a mi lado, o peleado con las cosas
de Dios.
u No te vayas a tu planeta, no te aísles
de los demás.
Los que estaban cuidando los cerdos huyeron
a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Toda la ciudad
salió al encuentro de Jesús, y cuando lo vieron le rogaron que se fuera de su
territorio (Mt 8, 33-34).
La gente de Geraza echa a
Jesús de su tierra. Preferían sus cerdos al amor de Dios que sana. Cuando me
pongo mis audífonos y me dan igual los demás, cuando me encierro en mi cuarto,
o me paso horas y horas con el videojuego, también rechazo el amor de Dios.
Jesús, y pensar de que tu amor me viene a través mis papás, de mi familia; y
que me sanas cuando presto ayuda a los que están a mi lado. Por eso, cuando los
rechazo a ellos, también te rechazo a ti.
u ¿Cuándo fue la últimas vez que
obedeciste a la primera?
Propósito: Quítate el disfraz de marciano y échale una
mano a alguien.