miércoles, 2 de julio de 2014

Precaución: alienígenas a la vista

Salieron a su encuentro de entre los sepulcros dos endemo­niados. Eran tan agresivos, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: “¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentar­nos antes de tiempo? (Mt 8, 28-29).
No falta en las películas de aventuras en el espacio, una escena en la que la tripulación sale a explorar un nuevo planeta, y se encuentran con alienígenas agresivos. Jesús, yo no quiero ser un extraterrestre en medio de este mundo tuyo. No quiero vivir como venido de otro pla­neta, ajeno a lo que pasa a mi lado, o peleado con las cosas de Dios.
u  No te vayas a tu planeta, no te aísles de los demás.
Los que estaban cuidando los cerdos huyeron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Toda la ciu­dad salió al encuentro de Jesús, y cuando lo vieron le rogaron que se fuera de su territorio (Mt 8, 33-34).
La gente de Geraza echa a Jesús de su tierra. Preferían sus cerdos al amor de Dios que sana. Cuando me pongo mis audífonos y me dan igual los demás, cuando me encierro en mi cuarto, o me paso horas y horas con el videojuego, también rechazo el amor de Dios. Jesús, y pensar de que tu amor me viene a través mis papás, de mi familia; y que me sanas cuando presto ayuda a los que están a mi lado. Por eso, cuando los rechazo a ellos, también te rechazo a ti.
u  ¿Cuándo fue la últimas vez que obedeciste a la primera?

Propósito: Quítate el disfraz de marciano y échale una mano a alguien.