miércoles, 9 de julio de 2014

Los que van, ya lo saben

Los nombres de los doce apóstoles son: primero, Simón, lla­mado Pedro, y su hermano Andrés; luego Santiago, el hijo de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, el que lo entregó. (Mt 10, 2-4).
Qué pasaría si escuchara mi nombre mencionado entre los nombres los apóstoles. A lo mejor pensaría, “ve, que casualidad, uno que se lla­ma como yo”. Pero, ¿y si viniera con mi apellido, y algo que claramente indica que se refiere a mí? A lo mejor miraría a los lados, pensaría que se trata de un error; o me pondría un poco nervioso. ¿Yo, un apóstol? Pues resulta que aunque no salga mi nombre, Jesús cuenta conmigo. Estoy en los nominados para la aventura de salvar el planeta.
u  Estas en la lista, ¿cuándo piensas comenzar a trabajar?
A estos doce los envió Jesús con las siguientes instrucciones: “No transiten por regiones de paganos ni entren en los pue­blos de Samaria. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Vayan y proclamen que está llegando el Reino de los cielos” (Mt 10, 5-6).
Pensándolo bien, ni en Halo hay misiones tan arriesgadas como las de un apóstol. Ni el 007 todo elegante y con su pistolita, o Bruce Willis en sus cientos de papeles de héroe, están en algo tan importante como salvar el mundo del dolor que causa el pecado.
u  Déjate ya de fantasías. Salva el mundo real, y de verdad.

Propósito: Paso uno de la misión: rezar por todo el que me salga al paso.