Jesús le
contestó: Felipe, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido?
(Jn 8, 12).
María,
Madre Santa, como estamos en el mes de mayo hoy me dirijo a ti. ¡Cómo querías a
Felipe! Era uno de los elegidos, uno de los 12 Apóstoles. Le querías como a un
hijo, que eso era. Además, Felipe tenía estudios ¡hablaba el griego! (cf Jn 12,
20-21), se las daba de intelectual. Quizá por eso medía todo, calculaba todo,
racionalizaba todo, como cuando la multiplicación de los panes y de los peces:
Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno
coma un poco (Jn 6, 7). Felipe, tan seguro de sí mismo, de su ciencia… y se le
escapaba lo más importante: ¡No conocía a Jesús!: Felipe, ¿tanto tiempo como
llevo con vosotros y no me has conocido? (Jn 8, 12).
Y yo, después de tanto tiempo, ¿conozco a
Jesús? ¿Pero, de verdad?
En verdad,
en verdad os digo: El que cree en Mí, también él hará las obras que Yo hago (Lc
12, 49).
Virgen
Santa, quien conoce a Jesús, quien le trata, hace sus obras. Seguro que
ayudarías a Felipe y le limarías toda esa capa de orgullo: Felipe, hijo
mío, le dirías, por muy listo que seas, Dios es más grande que tu cabeza… Y
Felipe llegó a ser un gran Apóstol, hizo las obras de Jesús. Y yo, ¿qué hago?
¿A qué espero?
Pide a Jesús conocerle más… para hacer sus
obras.
Propósito: Conocer mejor a Jesús.