miércoles, 18 de mayo de 2016

Se hace camino al andar

Maestro hemos visto a uno que echaba demonios en tu nom­bre, y se lo hemos prohibido, porque no era de los nuestros” (Mc 9,38-40).
Jesús, que mal me suena eso de “no era de los nuestros”, como si alguien tuviera la “exclusividad” en el amor a Dios, o ver en otros “la compe­tencia”. Nos lo recuerda San Josemaría: “Me decías, con desconsue­lo: ¡hay muchos caminos! —Debe haberlos: para que todas las almas puedan encontrar el suyo, en esa variedad admirable. ¿Confusionismo? —Escoge de una vez para siempre: y la confusión se convertirá en segu­ridad” (Camino 964).
Pídele a Jesús un corazón grande y abierto, y decidido.
Yo soy el Camino la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mi (Jn 16,6).
Tantos caminos, tantas veredas: “He andado muchos caminos, / he abierto muchas veredas; / he navegado en cien mares / y atracado en cien riberas” (A. Machado). ¿Cuál es el mío? ¿Acertaré? No es fácil, ¡hay tantos!: “Cada caminante siga su camino”, nos recuerda el poe­ta. Jesús, Tu eres El Camino, y seguiré el consejo de San Josemaría: “Es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para voso­tros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisadas” (Camino 928).
¿Cuál es mi camino? Merece la pena.

Propósito: buscar mi camino.