domingo, 8 de mayo de 2016

La Ascensión del Señor. Cambiar el clima interior

Se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará» (Mc 16,15).
Aquel montañero poeta, un día de Pascua, se conmovió al ver des­puntar, entre las rocas y la nieve el brote de una flor tierna y elegante: «como un estallido de vida, cientos de estallidos», decía. El asombroso descubrimiento le acompañó hasta la cumbre mientras consideraba: El Cristianismo es mucho más que un código de comportamientos éticos, que una ideología o un mensaje filosófico. Para mí es como esa flor en la nieve: Cristo que vive, hoy y siempre. Cristo continuamente resucitando en los corazones de los hombres. Jesús, resquebraja el hielo que cubre mi vida, resucita en mi corazón (Julián Herranz, «Los atajos del silencio»).
Dile a Jesús que te aplique las “maniobras de resucitación cardiaca”.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes (Mc 16,20).
Jesús, ayúdame a pregonar el Evangelio como hicieron los Once y después San Marcos. Que Cristo viva, ¡resucite!, en el corazón de tantos de mis amigos, de mi familia, de mis compañeros. Con tu Gracia y el fuego de mi amor provocaré el deshielo. Será una nueva primavera del Cristianismo.
Pide a Jesús un “Cambio Climático” que deshiele los corazones.

Propósito: facilitar el cambio climático.