jueves, 24 de noviembre de 2016

Bienvenido, Jesús

Habrá signos en el sol y en la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo (Lc 21, 23).
Jesús, cuando llegue el fin del mundo será un espectáculo impresionan­te. Sobre todo eso de las gentes enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. No sé si lo veré en vivo y en directo, o ya desde el Cielo, pero no me lo pienso perder. En el fondo me da un poco lo mismo, pues cuan­do se está contigo aquí en la tierra lo del fin del mundo no deja de ser un mero trámite. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación (Lc 21, 28). Cuando llegue, si me pilla, levantaré la cabeza para recibirte glorioso, con la mejor de mis son­risas: Jesús, ¡Cuánto te echamos de menos! ¡Bienvenido de nuevo, Jesús!
Sin agobios, piensa si estás bien preparado para la 2ª venida de Jesús.
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas (Ap 12, 1).
Jesús, antes de ayer fue una fiesta de tu Madre la Virgen: Nª Sra de la Medalla Milagrosa. En tu segunda venida sabemos que no vendrás solo, te traerás a tu Madre, bien rodeada también de efectos especia­les: sol, luna, estrellas… ¿También con rugir de olas? Mola.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti

Propósito: estar preparado para la 2ª venida.