miércoles, 21 de junio de 2017

Dejar de ser pavo

“Por tanto, cuando des limosna no lo vayas pregonando, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, con el fin de ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa” (Mt 6, 2).
Jesús, se nota que me conoces. Cuando hago algo me gusta que me digan que salió bien. Es más, me encanta que me den las gracias y hasta parezco pavo que va por ahí mostrando sus plumas para que los demás se fijen en él. Pero lo que me interesa es quedar bien contigo. Que sepa rectificar la intención, es decir hacer las cosas sólo para que­dar bien contigo.
Piensa en qué situaciones te pones como el pavo.
“Tú, por el contrario, cuando des limosna, que tu mano iz­quierda no sepa lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en oculto; de este modo, tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará” (Mt 6, 3-4).
San Josemaría escribió en el nº 109 de “Camino”: Si no eres hombre de oración, no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo. Jesús, que aprenda a irte ofreciendo cada cosa que hago como el estudio, los favores en mi casa, el prestar mis cosas, etc. Y que mejor lugar para ofrecer lo que hago que el ofertorio de la Santa Misa, que te ponga ahí mi día y las distintas actividades que realizo.
Jesús, que no se me olvide nunca ofrecerte mi día al levantarme.

Propósito: dejar de ser pavo.