jueves, 15 de junio de 2017

Hermanos amigos y adversario bien alejado

Si al llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano (Mt 5, 23-24).
¡Tienes razón, Señor, como siempre! A veces voy a rezar y no puedo por­que tengo un reflujo de bilis por culpa de mi hermano; bueno, mejor dicho, por culpa de mis peleas con mi hermano. Pero estar contigo, y saberte mi Padre me lleva a “reconciliarme” con mi hermano, y luego rezo ya de otra manera, porque te veo sonreír al ver a los hermanos que se llevan bien.
¿Con quién tengo que reconciliarme?
Ponte de acuerdo cuanto antes con tu adversario mientras vas de camino con él; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al alguacil y te metan en la cárcel (Mt 5, 25).
El demonio, mi adversario, intenta tentarme aprovechándose de mi so­berbia, de mi sensualidad, de mi comodidad. Jesús, quiero mantener este “acuerdo” con mi adversario: no dialogar nunca con él, no dialogar con la tentación. Ayúdame a cortar, a reaccionar rápidamente ante esas voces que llaman a la vida fácil y superficial pero que no llena. Jesús, quiero presentarme a Ti con una vida llena de frutos, de frutos de buenas obras, sobre todo para estar contigo y con la Virgen, pero tam­bién porque en la carcel se está muy mal. Menos mal que además de Juez eres mi amigo...
Pídele al Señor que no te deje caer en las tentaciones y que te ayude a salir de ellas.

Propósito: Alejarme de la tentación-televisión, o de la que sea.