domingo, 16 de diciembre de 2018

Entonces, ¿qué debemos hacer?


Las muchedumbres le preguntaban: Entonces, ¿qué debe­mos hacer? (Lc 3, 10).
Jesús, y yo, ¿qué debo hacer? De momento, lo que se me ocurre, es tomarme en serio eso de que hay que prepararse para tu venida. Mi casa, hacer ratos que está preparada. Mis hermanitos, desde noviem­bre, ya van por ahí cantando villancicos. No cantan mal, pero el mis­mo villancico una y otra vez, termina aburriendo. Al menos ya dejaron de cantar “Baby Shark” (si no la has oido, Jesús, no te la recomiendo). Creo que podría hacer mi propio villancico, pero no de palabras, sino de obras. Y comenzar a ayudar en mi casa, especialmente ahora que estoy de vacaciones.
Podrías hacer una lista de cosas en las que podrías ayudar en tu casa. De seguro que tu mamá tiene ya algo en mente.
Maestro, ¿qué debemos hacer? (…) Asimismo le preguntaban los soldados: Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer? (Lc 3, 12-14)
La gente, le preguntaba a Juan el Bautista, con gran ilusión “¿Qué ha­cer?”. Curiosamente, es justo lo contrario que se me ocurre a mí. Yo, voy a serte sincero, lo que me sale, en ocasiones, del fondo del alma, es decir: “¿Y también quieren que haga eso?”. Creo que debo dar, como dice el profesor de matemáticas, un “giro copernicano”. Es decir, cam­biar el centro en torno al cual girán mi vida. Antes la gente, pensaba que el Sol giraba en torno a la tierra; y fue el tal Copérnico al que se le ocurrió descubrir que no era así: la tierra es la que gira en torno al Sol.
Da el giro copernicano: deja tu complejo de Sol.
Propósito: volverme super servicial en mi casa.