Las muchedumbres le
preguntaban: Entonces, ¿qué debemos hacer? (Lc 3, 10).
Jesús, y yo, ¿qué debo hacer? De momento, lo que se me ocurre, es
tomarme en serio eso de que hay que prepararse para tu venida. Mi casa, hacer
ratos que está preparada. Mis hermanitos, desde noviembre, ya van por ahí
cantando villancicos. No cantan mal, pero el mismo villancico una y otra vez,
termina aburriendo. Al menos ya dejaron de cantar “Baby Shark” (si no la has
oido, Jesús, no te la recomiendo). Creo que podría hacer mi propio villancico,
pero no de palabras, sino de obras. Y comenzar a ayudar en mi casa,
especialmente ahora que estoy de vacaciones.
Podrías
hacer una lista de cosas en las que podrías ayudar en tu casa. De seguro que tu
mamá tiene ya algo en mente.
Maestro, ¿qué debemos
hacer? (…) Asimismo le preguntaban los soldados: Y nosotros, ¿qué tenemos que
hacer? (Lc 3, 12-14)
La gente, le preguntaba a Juan el Bautista, con gran ilusión “¿Qué
hacer?”. Curiosamente, es justo lo contrario que se me ocurre a mí. Yo, voy a
serte sincero, lo que me sale, en ocasiones, del fondo del alma, es decir: “¿Y
también quieren que haga eso?”. Creo que debo dar, como dice el profesor de
matemáticas, un “giro copernicano”. Es decir, cambiar el centro en torno al
cual girán mi vida. Antes la gente, pensaba que el Sol giraba en torno a la
tierra; y fue el tal Copérnico al que se le ocurrió descubrir que no era así:
la tierra es la que gira en torno al Sol.
Da
el giro copernicano: deja tu complejo de Sol.
Propósito: volverme
super servicial en mi casa.